Saitama 2017 - Exposición I
¡Buuuummmmmmm!
No se nos ocurre otra forma de transmitir la primera impresión del visitante en la entrada de la BONSAI WORD CONVENTION SAITAMA 2017.
Tracatra. Un árbol único. Perteneciente a la familia Kato y trabajado especialmente para este evento por Masahiko Kimura personalmente. Decididamente si la intención era captar la atención de los visitantes, lo había logrado. ¡Vaya si lo había logrado!
Con más de dos metros de ancho y apenas un metro de alto representa la esencia del bonsai.
Dejadnos antes de seguir, de empezar con la exposición, enseñaros cómo se prepara este tipo de árboles para su transporte. El árbol y la escena lo merece.
Jardin de Mansei en, vivero de la familia Kato, fundada por el gran Saburo Kato. Día antes de la inauguración.
Como podéis apreciar perfectamente protegido, atado y...¡entre 4 personas naturalmente! ¿cómo sino?
Bien, prosigamos. A continuación, nos encontramos con un pasillo lleno de murales explicativos de la historia y evolución del bonsái, de hitos históricos y de personajes relevantes en su evolución.
Estábamos ansiosos de ver árboles, no sabíamos, ni intuíamos siquiera, lo que nos esperaba. Sabíamos, esperábamos, deseábamos ver árboles y más árboles. Para eso habíamos ido a la otra punta del mundo...pero...los organizadores habían pensado en otra cosa, en otro concepto, en otra idea. En el bonsái, en su mundo del bonsái. Y eso eran palabras mayores donde los arboles ocupaban un espacio naturalmente relevante, pero no el único. Eran una pieza más de un engranaje perfectamente equilibrado. Si el día anterior nos había quedado meridianamente claro que este Congreso era una cuestión de estado para el pueblo japonés, nada más entrar en el pabellón principal de la convención nos quedó claro que no se había tratado de un sueño pasajero, efímero, de una tarde, de una puesta en escena. No, ni mucho menos, era una realidad que duraría todo el fin de semana y no tendríamos tiempo de digerirlo. Ya teníamos el síndrome de “stendhal” y ni siquiera habíamos pasado el hall de entrada. ¡Maravilloso!
La siguiente estancia eran dos recreaciones de salas tradicionales japonesas a tamaño real donde se exponían dos árboles pertenecientes a la familia imperial. ¡Guuuuaaaaaauuuuuuuu!
Nos quedamos sin palabras. Seguimos avanzando con la esperanza e ilusión de ver nuestros ansiados bonsáis expuestos y llegamos a un “pasillo” de bienvenida...algo así como una toma de contacto, unos 100 metros lineales que nos sirvieron para poder disminuir el ritmo cardiaco y acompasarlo a lo que estábamos viendo. Silencio sepulcral, respeto absoluto, los protagonistas mostraban sus mejores galas. Eran arboles históricos traídos al siglo 21. Cada uno con su espacio, su ritmo, todo fluía en una única dirección, no había lugar a la improvisación, nada estaba colocado al azar.
Si el árbol del hall de la entrada representaba la esencia del bonsái personificado en la familia Kato, la primera composición de esta sección no podía ser sino el homenaje a toda una vida, una forma de ver y entender este arte, una institución, una persona que fue más allá de la individualidad, alguien que tendió puentes entre las gentes del mundo a través del bonsái. Hablamos de Saburo Kato, fundador de Mansei en, como no, otra vez más. Una de sus emblemáticas obras:
Cada paso que dábamos no podíamos procesar lo que veían nuestros ojos. Estábamos atónitos.
Nuestros corazones ya palpitaban a un ritmo normal, habíamos conseguido cerrar la boca y empezar a respirar por la nariz.
Entramos en la exposición de árboles, o eso creíamos. Pero no, claro que no. Todavía no. Una nueva estancia nos esperaba vestida con sus mejores galas. Un espacio único donde lucían esplendidos arboles ganadores de la kokufu o Primeros Premios del Ministro, junto con mesas y otros objetos de exposición antiguos e históricos estratégicamente presentados. Nuestros corazones volvieron incrementar su ritmo. No podíamos controlarlo. Era imposible contener la emoción, al menos para nosotros. Los japoneses caminaban tranquilos, con normalidad absoluta, como si fueran totalmente conscientes de lo que habían organizado, del impacto que nos estaban causando, sin muestra alguna del orgullo del trabajo bien realizado. Para ellos no existía otra forma de haberlo hecho, era algo natural.
Ya no sabíamos para dónde mirar y todavía no habíamos llegado a nuestro objetivo inicial: ¡los arboles de la exposición! Una risa contagiosa se adueñó de nosotros, ¡cuántas sensaciones y cuantos nervios!
Por fin parecía que llegábamos a la zona que esperábamos. Como no podía resultar de otra forma superó todas las expectativas. Un centenar de árboles todos ellos ganadores de diversos importantes premios se presentaron ante nosotros, perfectamente expuestos, aseados y engalanados. Maravilloso de nuevo.
Había zonas de “primeros espadas”, zonas de árboles en flor, zonas de shohines...había de todo.
ES-PEC-TA-CU-LAR.
En este momento del día reconocemos haber estado totalmente desbordados. ¡¡¡Y aun no habíamos empezado si quiera!!!!.
Llegamos a la zona central y otro espacio llamó poderosamente nuestra atención...fondo negro...presentación exquisita, material de nivel extraordinario...no podía faltar un espacio destinado a Shinji Suzuki, evidentemente.
A un lado:
Y al otro:
Izquierda:
Derecha:
A un lado:
Al otro:
Quizás era el momento adecuado para descansar, salir, ordenar nuestro cerebro y nuestras emociones y volver a entrar.
Pero antes seguro que echabais de menos algún video ¿lo tendríamos? Síííí......Aquí os dejamos una pequeña visita rápida por el evento:
No os perdáis la segunda parte de esta sección EXPOSICION en unos días. ¡Esperamos os esté gustando!
Texto y fotografía: Andrés Álvarez